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La Joven desaparecida había sido asesinada y enterrada

Tacuarembó. Un hombre con antecedentes confesó crimen


TACUAREMBÓ | JOSÉ ESTEVES

Tiene 25 años y un antecedente por homicidio cuando era menor de edad. Lo conocen como el Negro Jhona. Ayer, confesó haber matado y enterrado a Lucía Gómez, la estudiante de 20 años que estaba desaparecida desde el viernes.
A las 12.45, una hora después de que fuera lanzado un operativo policial de rastrillaje, un cuerpo sin vida fue hallado en la zona conocida como Paso del Bote, en la ciudad de Tacuarembó. Era una mujer joven, enterrada a escasos metros del Parque Rodó y del estadio Dardo López, y a menos de una cuadra de una garita de guardia policial. Sólo asomaban las yemas de los dedos de una mano.
La familia y los amigos de la víctima se concentraron en el lugar, donde todas las pistas halladas señalaban que era el cuerpo de Lucía: una parte de su celular fue hallada en el campamento del confeso asesino y había ropas que le pertenecían. Hasta la hora 21, cuando el cuerpo fue desenterrado por efectivos de Policía Técnica de Montevideo y conducido a la morgue local, no fue confirmada la identidad

Además del presunto homicida, un hombre de 25 años de edad con varios antecedentes penales, estaban ayer a disposición de la Justicia otro hombre de 52 años que sería su cómplice y un testigo que habría visto que a una joven la golpeaban en el segundo puente ubicado en la avenida Paul Harris (Laguna de las Lavanderas).
Con esos datos y con la confirmación que el mensaje de texto que envió Lucía a su madre a las 21:35 del viernes, diciendo que iba hacia su casa, fue enviado desde esa zona, la Policía montó un operativo.
El sábado y domingo esa zona había sido rastrillada por la Policía, familiares y amigos, pero sin éxito.
Según confiaron varios participantes del rastrillaje a El País pasaron por arriba de la escena del crimen sin darse cuenta. "Le preguntamos a esas personas que ahora están detenidas si sabían algo y nos dijeron que no, que ellos el viernes no estuvieron allí", dijo de forma angustiosa uno de los chicos que participó en la búsqueda.
Nunca imaginaron que estaban frente a los responsables del macabro hecho. Un basural dificultó la tarea de búsqueda.
Las pesquisas de la Dirección de Investigaciones dieron un giro en la noche del martes. Los datos que aportaban dos personas indagadas por la Policía resultaron ser erróneos y la investigación adquirió una nueva dirección cuando la Policía de Tacuarembó obtuvo nueva información que descartaba a quien inicialmente era el principal sospechoso.
El confeso homicida indicó con precisión dónde había arrojado el chip del celular de la víctima, así como su cartera.
CONMOCIÓN. La noticia de la aparición de un cuerpo sin vida comenzó a recorrer todos los puntos de la ciudad, viviéndose momentos de conmoción. Más de medio centenar de personas se acercaron a la escena del crimen y observaban a lo lejos cómo trabajaba la policía de investigaciones de Tacuarembó.
Sobre las 14:00 el cuerpo policial de Tacuarembó se retiraba y la noticia que llegaba era que la Dirección Nacional de Policía Técnica y personal de homicidios de Montevideo tomarían control del asunto.
Llegaron a la noche y comenzaron a trabajar en la escena del crimen para aportarle datos a la Justicia y no dejar ningún cabo suelto que les permita a los responsables del homicidio salirse con la suya.
Personal de Interpol con su equipo multidisciplinario y de psicólogos estuvo en el lugar. Conversaron con los amigos y compañeros de clase de Lucía para que se retiraran de la escena, "pues no iban a solucionar nada y se iban a generar un daño psicológico a ellos mismos", dijeron los psicólogos en ese momento.

"Gracias a los que rezaron por ella"

"La verdad que es un momento difícil para la familia, pero debo agradecer a todos los que nos acompañaron durante estos días, a los hermanos de religión, a personas que profesan otras religiones y que nos dijeron que estaban rezando por ella, a los vecinos, a los amigos de Lucía y a todos los que colaboraron en su búsqueda", dijo a El País, Abel Gómez, padre de Lucía minutos después del hallazgo.
Desde el viernes se han vivido momentos de consternación e incertidumbre en la casa de la familia Gómez Rodríguez esperando alguna noticia de su hija. Además Gómez dijo que espera que el caso de su hija sirva para que no ocurra uno similar nuevamente.
Varios vecinos de la zona no se explicaban cómo un campamento precario iba a estar ubicado allí, en plena zona urbana de la ciudad y ninguna autoridad tomó cartas en el asunto. ¿Quiénes vivían allí, qué hacían en esa zona, de qué vive esa gente? Se preguntaban los vecinos.
Según constató El País en la garita funciona una guardia diurna, pero a la noche no habría personal policial presente. Esa garita permitiría saber el movimiento de ciudadanos entre el centro de la capital departamental y el barrio López, lugar en el cual vivía la víctima y otras 12.000 personas más.
El País Digital

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